Ooparts

Out Of Place Artifact (artefacto fuera de lugar). Un oopart hace referencia a un objeto arqueológico o paleontológico, que se ha encontrado en lugares o épocas donde, por diversas características del objeto (su avanzada tecnología, material empleado, porque no existan objetos similares de la misma procedencia, etc.), no deberían haberse encontrado en esas localizaciones, y tampoco deberían las pruebas, datar a dicho objeto en una época determinada. La conclusión sería: 1. los resultados son erróneos y no reflejan la verdad; 2. los resultados son ciertos y sí reflejan la verdad.

Pero cuando las pruebas realizadas a estos objetos, son múltiples, realizadas por expertos, de diferentes países, con diferentes técnicas y en diferentes campos científicos, y el resultado es el mismo, no existe otra opción que determinar que la datación de ese objeto, por muy extraño nos parezca, y por mucho que nos cueste creer, es la real. Pero cuando aquello que conocemos, que creemos saber, y lo damos como universal, la verdad más absoluta, y topamos con pruebas que nos dicen todo lo contrario, hay que replantearse todo lo que nos han enseñado, todo lo que creíamos, y que posiblemente, estamos equivocados.

¿Pudo la especie homínida haber convivido con los dinosaurios?. ¿Pudo el ser humano pisar el planeta, cuando solo existía vida unicelular?. ¿Pudo el hombre volar mucho antes de la invención del aeroplano?. ¿Hubo electricidad en civilizaciones antiguas?. Vamos a ver algunos de los ooparts más sorprendentes.

Calaveras de Cristal

En 1924, Mitchell-Hedges, llegó a las ruinas de la ciudad maya de Lubaantun, donde descubrió, que la luz del sol, entrando por una ranura de una pequeña pirámide que allí había, hacía reflejar un objeto. En palabras de la hija de Mitchell-Hedges, «hay un hombre con una linterna ahí dentro». Cuando consiguieron adentrarse, descubrieron una calavera formada por dos piezas, cráneo y mandíbula.

Esta calavera pesa 5 kg. y 200 gr. Es el único cráneo con aspecto humanoide, con la misma estructura que poseemos nosotros, muy diferente de todos los cráneos encontrados en yacimientos, que poseen un aspecto totalmente diferente. Según los científicos, se trata de un cráneo perfecto. ¿Fueron los mayas quienes tallaron esa calavera?. Evidentemente no.

Para que los nativos de Centroamérica, aztecas y mayas, tallaran un solo cráneo por sí mismos, deberían emplear  la técnica de fricción con arena, pero eso sería extremadamente pesado y costoso, precisando el trabajo de vidas enteras dedicadas a esa labor, ya que por este método se tardaría unos 300 años en conseguir esa perfección.

Los ancianos mayas creían, que en tiempos ancestros, se habían enterrado 13 cráneos de cristal, esparcidos por todo el planeta, escondidos en lugares secretos. Actualmente se han encontrados 7 de los 13 cráneos. Cuatro de ellos están en colecciones privadas, una en el Museo Británico, una el Museo Smithsonian y una en el Museo Quai Branly de París.

Todas las pruebas realizadas a estos cráneos, muestran una alta concentración de cuarzo, representando la mayor frecuencia o energía de vibración posible en el plano físico. Este hecho, hacía que las tribus que lo poseyeron, le guardaran tributo y adoración, por lo que les hacía sentir, por la energía que de ello emanaba en el plano terrestre. A consecuencia de que no pueda ser datado por el sistema del carbono, no existe la posibilidad real de saber su antigüedad. Algunas afirmaciones dicen que tiene 12.000 años, y otras afirman que este cráneo puede tener millones de años.

La empresa Hewlett-Packard, se encargó de estudiar el cráneo, y encontró que la temperatura del cráneo siempre permanecía igual, daba igual si hacía frío o calor. Este laboratorio es líder mundial en electrónica, ordenadores, y en tecnología electrónica en cuarzo. Producen los cristales de precisión de cuarzo usados en los osciladores de su marca y termómetros de cristal de cuarzo. El laboratorio sometió el cráneo a examen, determinando que había estado cortado sin considerar un eje, y que estaba hecho con una única piedra de cristal. Se demostró también que la mandíbula que actualmente es una pieza separada, provenía en un principio de la misma pieza de cristal. Los expertos afirmaron que, si tuvieran que hacer un cráneo de esa calidad, con la misma técnica, no podrían hacerlo con la tecnología actual, incluso si lo intentaran, es probable que lo hicieran añicos.

El cráneo de Mitchell-Hedges fue tallado contra las líneas del cristal. Está realizado al mismo alto nivel que un cristal electrónico. Es el único cráneo de los encontrados hasta el momento, que está formado por dos piezas, mandíbula y cráneo, haciéndolo aún más complejo e inexplicable. ¿Quién o qué los talló?. ¿Existe algún tipo de información codificada y almacenada en esos cráneos?.

La leyenda dice, que cuando los 13 cráneos se hayan encontrado, y vuelvan a unirse, a juntarse, algo se nos revelará que cambiará nuestro concepto de ver el mundo. Esta leyenda nos habla de que existen 12 mundos adicionales, planetas habitados por seres inteligentes. Nuestro planeta, pertenece a esos mundos, y es conocido como «el planeta de los niños». Doce de los trece cráneos provienen de esos mundos, y que el 13er cráneo, es el único que contiene la información de esos 12 mundos.

¿Cómo se puede extraer la información que hay en los cráneos?. La empresa IBM, demostró que el cristal de cuarzo, puede almacenar millones de Gigabytes de información, donde cualquier cristal de cuarzo, o cráneo de cristal, podría guardar más información que cualquier computadora actual. Así que, cuando se reúnan los trece cráneos, debería haber una especie de interface entre todos ellos, convirtiéndose en un decodificador de toda la información que tienen almacenada en su interior. ¿Nos será revelado el inicio de una Nueva Era?.

Este misterio ha sido llevado al cine por Steven Spielberg, en su cuarta entrega, titulada «Indiana Jones y la Calavera de Cristal», haciendo una interpretación totalmente personal de lo que puede ocurrir si se juntaran todas las calaveras.

Lámpara de Dendera y Pila de Bagdad

En el Templo de Hathor (Dendera, Alto Egipto), existe el siguiente bajorrelieve.

dendera

Muchos egiptólogos ven en este relieve, al sacerdote sosteniendo una flor de loto, de donde emerge una serpiente, escenificando a Horus, unificador de las dos tierras. Pero para muchos investigadores, hay muchos aspectos de la escena que no cuadran con ese hecho, que no tienen sentido y que existe otra interpretación mucho más increíble, pero no por ello más inverosímil.

¿Cómo puede ser que la serpiente esté encerrada en una especie de recubrimiento?. Si realmente emergiera de una flor, saldría libremente. ¿Cómo puede ser que la flor, tenga una longitud tal, que llegue hasta una especie de pilar, al otro lado de la escena, y no emerja bajo tierra?.

Existe otra teoría, que dice que la «serpiente», realmente es un filamento, como el que podemos encontrar dentro de cualquier lámpara o bombilla. La flor de loto realmente es el casquillo del dispositivo, de ahí que cobre sentido que el filamento, esté cubierto para aislarlo del exterior, como si fuera el cristal de una bombilla. Esta lámpara, muy similar a las de bajo consumo actuales, está conectada por una especie de cable a un pedestal, en el que está arrodillado el dios del aire, y sujeta a un pilar djed, símbolo de energía, estabilidad y poder, muy extendido por todo Egipto. Ese pilar, sería la pila de Bagdad, una batería capaz de generar la electricidad necesaria para que la lámpara estuviera encendida, mientras los egipcios trabajaban.

Algunos arqueólogos como el alemán Alfred Waitakus y el inglés John Harris, aseguran que los jeroglíficos que rodean a algunas de estas representaciones, hablan de luminosidad, conocimiento y del gran poder de Isis. Éste era un conocimiento en estado de involución, que en manos de la casta sacerdotal era guardado celosamente como un gran legado de los antiguos dioses.

En 1936, el arqueólogo austríaco Wilhelm Köning, mientras realizaba la construcción de un sistema de alcantarillado en la colina de Rabua (Bagdad- Irak), se topó con un extraño objeto de arcilla en forma de jarrón. Este objeto tenía 15 centímetros de alto, y poseía un tapón de asfalto donde hacia el interior partía un tubo cilíndrico de cobre de 26 mm de diámetro y 19 cm de altura.

A su vez, del tubo sobresalía una varita de hierro de 1 cm, cubierta de plomo ligeramente corroída por algún tipo de ácido. Köning, tras introducir un electrolito común en el interior del recipiente, logró hacer que funcionara como una batería. En el mismo yacimiento fueron descubiertos otros objetos que habían sido sometidos a un proceso de galvanización. Estos databan del año 2.000 a.C., por lo que se llegó a la conclusión que hace más de 4.000 años, los antiguos moradores de estas tierras de la Mesopotamia, utilizaban pilas eléctricas.


¿Se utilizaron estas baterías para alumbrar las lámparas que aparecen en los diversos bajorrelieves del Templo de Dendera?. ¿Son las lámparas de Dendera, el antecedente del tubo de Crookes?


El tubo de Crookes, es un tubo catódico capaz de emitir Rayos X. El parecido y diseño con la lámpara de Dendera es asombrosa. ¿Es casualidad que el científico inglés inventor del tubo, sir Williams Crookes, concluyera sus estudios diez años después de publicarse los dibujos de Mariette sobre Dendera, que habían sido descubiertos después de siglos de olvido?.

Las zonas donde se realizaron esos trabajos, son zonas de un grado de oscuridad muy elevado, donde apenas hay restos suficientes de hollín y/o humo. Esto hace indicar que, los egipcios que allí permanecieron, no utilizaron antorchas o velas de aceite para alumbrar las estancias. Tampoco es probable que consiguieran la luz, empleando un sistema de reflexión de espejos (discos de cobre pulimentado) desde el exterior del templo. Este hecho se ha intentado en la actualidad, comprobando que más de 1/3 de la luz se pierde antes de llegar al lugar fijado, por lo que la luz que se consigue «transportar», no era suficiente para alumbrar correctamente las estancias.

¿Conocía la civilización egipcia la electricidad?. El griego Luciano (150 a.C.), describía en «Hierapolis» lo que llamaba una «bella alhaja». Ésta, estaba engarzada en una cabeza de oro de la diosa Hera, emanando una gran luz, tanto, que el templo resplandecía como si hubiese estado iluminada con una miríada de cirios. Plutarco, escribió en siglo I, sobre una «lámpara perpétua», que él tuvo ocasión de ver en el Templo de Júpiter Amón, la cual ardía de forma ininterrumpida, funcionando durante muchos años, y que ni el viento ni la lluvia habían podido apagar.

Máquina de Anticitera

En la isla griega de Anticitera, entre los restos de un naufragio, entre Citera y Creta, se descubrió un dispositivo muy peculiar. Se conoce como la Máquina o Mecanismo de Anticitera.

Una tormenta desvió de su ruta un barco griego de pescadores de esponjas poco antes de la Pascua de 1.900. Llegaron a la pequeña isla de Anticitera  y, cuando se sumergieron, encontraron a 61 metros de profundidad los restos de un barco romano que había naufragado hacia el año 65 a.C.

El aparato es un mecanismo de bronce y madera del tamaño de una caja de zapatos: 31,5 cm de longitud, 19 cm de anchura y 10 cm de grosor. Originalmente, el sistema de ruedas dentadas estaba protegido por una caja de madera, hoy casi totalmente perdida. Esa caja tenía una puerta frontal y otra trasera, con inscripciones astronómicas que cubrían la mayor parte del exterior del mecanismo.

Este mecanismo consiste en un complejo sistema de 32 ruedas y placas con inscripciones relativas a los signos del zodíaco y a los meses. Se cree que funcionaba mediante engranajes diferenciales, un dato sorprendente ya que esta tecnología aparentemente surgió en el siglo XVI.

Algunos lo llaman el primer dispositivo de computación analógica, mientras que otros lo catalogan como el primer dispositivo de computación mecánica. En cualquier caso, está claro que el conocimiento de los griegos sobre astronomía en el siglo I a.C., era mucho mayor de lo que pensábamos.

Tras numerosos estudios y utilizando técnicas de tomografía axial computerizada (comúnmente conocido como TAC), se ha llegado a la conclusión, que este dispositivo fue construido para calcular la posición de los cuerpos celestes. El investigador Michael Wright, del Imperial College de Londres, consiguió construir en el 2006 lo que él cree que es una réplica exacta de este dispositivo.

Este mecanismo, tras ajustar de forma manual una fecha concreta, nos mostraría la posición del sol, la luna y los cinco planetas conocidos entonces. Esta proeza no se volvería a conseguir hasta el siglo XIV con la aparición de los relojes de precisión. Además, algunas investigaciones recientes señalan que el dispositivo utiliza una serie de engranajes especiales para tener en cuenta la excentricidad de la órbita lunar y considerar esta trayectoria elíptica.

Al principio, se creía que el artefacto era un calendario astronómico. Pero tras los estudios a los que fue sometido, investigadores británicos, griegos y estadounidenses anunciaron  en Nature que se trataba de una calculadora astronómica.

Antiguamente, los calendarios eran muy importantes, para poder establecer los ciclos agrícolas, fechas, festividades religiosas, eclipses, y todo ello, en muchos casos para interpretaciones proféticas. Conocer los ciclos astronómicos significaba vivir en un estado de tranquilidad, con el poder de predecir acontecimientos futuros.

Uno de los diales era una espiral, dividida en 223 partes (curiosamente 223 días son los ciclos lunares que hay desde que se produce un eclipse, hasta que se produce el siguiente).  En ese periodo de tiempo se vuelve a producir una alineación Tierra, Sol y Luna, conocido como el Ciclo Saros. En ese dial, también aparecen las letras «sigma» y «eta», que significan Selene y Helios (luna y sol en griego).

En otro dial, dividido en cuatro partes, cada cuadrante identificaba los Juegos Nemeos (conocidos como los Juegos Fúnebres), los Juegos Olímpicos, los Juegos de Delfos, y los Juegos Istmicos. Todos estos Juegos son anteriores al siglo V a.C. La máquina mostraba la fecha según el calendario egipcio, el zodíaco, la posición del sol y de la luna, así como de los planetas conocidos hasta la fecha, también  señalaba los eclipses solares y lunares.

Hiparco de Nicea (150 a.C.), elaboró un catálogo de 850 estrellas, clasificadas según su brillo aparente, como se hace actualmente; midió el año con un error de 6,5 minutos; descubrió la precesión de los equinoccios; calculó la distancia de la Tierra a la Luna con gran precisión; y desarrolló una teoría que explicaba las irregularidades del movimiento de la Luna por el cielo debidas a su órbita elíptica. Es decir, los griegos sí tenían conocimientos avanzados de astronomía, pero no lo suficientes para construir el mecanismo. Se podría decir que, poseían la teoría pero carecían de la práctica tecnológica para plasmarlo. ¿Quién construyó el mecanismo de Anticitera?. No se sabe.

Esculturas Dogu

Las esculturas Dogu fueron realizadas por un pueblo del neolítico japonés llamado Jomon, en el año 7.000 a.C., siendo las primeras personas sobre la tierra que manejaron la arcilla y convertirla en cerámica. Jomon significa «huella de cuerdas», llamados así por las formas decorativas que insertaban en sus cerámicas y que recordaban la forma de una cuerda. Eran un pueblo de cazadores y agricultores que utilizaron utensilios de piedra y cerámica primitiva, la más antigua hasta ahora conocida en el mundo.

Según los datos del carbono-14, debemos retroceder de 12.000 a 14.000 años, para situarnos en la época de la que proviene la primera escultura Dogu. Las esculturas Dogu  no se parecen a ningún otro objeto aparecido en la tierra. Dogu significa «casco germinado», y seguramente se les ha denominado así a estas esculturas por la extraña indumentaria que portan.

Son figuras realmente únicas, destacando sobre otras esculturas de la misma época y cultura que no siguen el mismo estilo en diseño, rasgos y facciones. El periódico Mainichi Graphic planteó la visita de civilizaciones extraterrestres en el antiguo Japón.

La observación de los diseños y detalles de las esculturas, ha llevado a técnicos de la NASA a identificar al menos unos veinte puntos de coincidencia con los trajes utilizados por los astronautas en sus salidas al espacio exterior, los conocidos como “EMU” (Unidad de Movilidad Extravehículo), apreciándose especialmente gafas protectoras, remaches, guantes, control de mandos en el pecho, correas y precintos de seguridad, luces de comunicación, auriculares y otros elementos característicos de estos modernos equipamientos espaciales.

Un científico de la NASA apunta que una civilización muy avanzada y parecida a la humana probablemente diseñaría trajes espaciales mucho más sofisticados que aquellos que según Vaughn Greene, autor del libro «Astronauts of Ancient Japan»,  se encuentran en las esculturas dogu. Greene sugiere que si nuestro traje espacial nos pudo llevar a la Luna, también nos llevaría a otro planeta.

Estas cerámicas marcan el Jomon Jidai, una clasificación propia de la arqueología nipona. Como curiosidad, comentar que la palabra jidai, se haría más conocida gracias a George Lucas y su “Star Wars”. Para los caballeros espaciales, con un excelso y rígido código de honor, Lucas se inspiró en los “jidai geki”, romances de época japoneses que hablaban de los samuráis. De ahí sus caballeros jedi.

Las ropas de astronauta que conocemos hoy día, se caracterizan por sus dobleces y pliegues. Estos trajes espaciales, bien pueden volverse más semejantes a las figuras de barro pasados miles de años. Ese cambio no es solamente estético. Los trajes del futuro pueden tener revestimientos completamente rígidos, de articulaciones sofisticadas, garantizando una mayor protección para los hombres y mujeres que pisarán Marte. Son efectivamente armaduras. La semejanza entre tales conceptos de trajes y las figuras japonesas es notable, considerando que el prototipo AX-5 fue realizado en 1985, décadas después del artículo de Viatcheslaw Zaitsev, publicado en la revista soviética “Spoutnik” en junio de 1967.

¿Cómo pudo una tribu tan antigua, crear unas esculturas tan inusuales, muy lejos del alcance de su imaginación?. La respuesta más plausible, es recreando algo que hubieran visto. Las civilizaciones antiguas se caracterizan por esculpir, pintar y recrear aquello que han visto previamente. Desde los hombres de las cavernas, pintando en las cuevas los animales que cazaban, hasta civilizaciones mucho más avanzadas en el tiempo. Entonces, si esas esculturas representan personajes que los Jomon vieron, y quisieron dejar plasmado para las siguientes generaciones, ¿quiénes eran los portadores de esos trajes?. ¿Qué tribu terrestre hace más de 12.000 años vestía de esa manera?. La respuesta es nadie.

3 Respuestas a “Ooparts

  1. Pingback: 12113 a.n.e. —equinocciales 2014 | virgiliotovar

  2. Muy buena colección de Artefactos… felicidades por el artículo.

  3. Excelente Artículo! Gracias! Saludos desde Buenos Aires, Argentina!

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