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La Verdadera Historia de los Reyes Magos

Se acerca una nueva noche mágica, y según petición de muchos de vosotros, he vuelto a subir el post sobre la historia mágica de los Reyes Magos. Cuando somos niños, la noche que nos visitan es realmente especial, ya de adultos, aunque se nos es desvelada la verdad, siempre queda esa llama de lo mágico, y es que la realidad no tiene por qué ocultar la fantasía.

Millones de personas, visitan cada año la Iglesia de la Natividad, en la ciudad de Belén. En esta iglesia, se encuentra el lugar exacto donde, presumiblemente, nació Jesús. Dentro de la iglesia, está marcada con una estrella plateada, el lugar exacto de su nacimiento. Los peregrinos que allí van, realizan el camino que emprendieron los Reyes Magos, hace 2.000 años.

El primer relato bíblico sobre el viaje de estos Reyes, se encuentra en el Evangelio de San Mateo. Y dice así; «Tres hombres sabios, provenientes del Este, llegaron a Jerusalén diciendo, «¿dónde está el nacido Rey de los Judíos?, porque vimos su estrella en Oriente, y venimos con el fin de adorarle». Este párrafo de la Biblia, fue escrito cuarenta años después de la muerte de Jesús, y obviamente, dio lugar a diferentes interpretaciones entre los seguidores de la fe cristiana. Pero, ¿quiénes eran esas personas?. ¿Eran realmente tres?, porque nada se dice sobre este hecho. Sólo se sabe que fueron más de uno, porque aparece en plural cuando dicen «venimos para adorarle».

El número dado de Tres Reyes Magos, proviene únicamente de los obsequios dados al niño nacido. Estos obsequios, en señal de adoración, fueros tres; «incienso, mirra y oro«. Y de este hecho, se ha pasado a la historia como que, cada obsequio fue entregado por un Rey, por lo que sólo fueron tres. Si hubieran ido treinta Reyes, como aparece en algún texto, sería lógico que no todos llevaran un obsequio de forma individual, y fuera muy probable que hubieran ido más de tres, pero solo con tres obsequios. Entonces, ¿cuántos eran realmente?.

La cultura de los Tres Reyes, se ha visto fortalecida por el arte, que con sus pinturas, siempre ha plasmado la escena del obsequio, asignando un Rey por cada obsequio entregado. Es decir, si el número de obsequios dados, hubieran sido cinco, seguramente los conoceríamos por «Los Cinco Reyes Magos». ¿Estas personas eran realmente Reyes?. ¿De dónde provenían?.

Entre la actual Etiopía y Yemen, se encontraba hace 2.000 años, una antigua civilización que podría revelar pruebas sobre quiénes eran estas personas realmente. Este lugar se llamaba Saba. Esta ciudad, poseía grandes cantidades de incienso, una sustancia muy preciada en aquella época, tanto como el oro. Saba era también conocida por su Reina y por su riqueza. ¿Qué propiedades poseía el incienso para ser tan valioso?. Se decía que el incienso tenía el poder de acercar a los creyentes a su Dios.

En el libro de Isaías, hay una profecía que sugiere que los Tres Reyes Magos, procedían de esta región. La profecía reza; «Todos los habitantes de Saba vendrán, y traerán consigo oro e incienso, y proclamarán la salvación del Señor». El incienso tiene la propiedad de arder, deriva del vocablo latino «incendere», es decir, encender, quemar, incendiar, prender fuego, iluminar.

El Reino de Saba, era por aquella época, la única ciudad que poseía grandes cantidades de oro, incienso y mirra. El incienso sólo crecía en algunas zonas de Arabia. La mirra, también era muy valorada en la antigüedad, ya que era uno de los componentes para la elaboración de perfumes, ungüentos, medicinas y para diluir tinta en los papiros. Se usaba también para embalsamar a los muertos. Así que Saba, era una ciudad rica en recursos, controlando el comercio a todas las demás regiones. En este mapa, podemos ver donde estaba situada exactamente la ciudad de Saba (Sheba).

Los Reyes de Oriente, hicieron el mismo recorrido, desde Saba hasta Jerusalén, que la Reina de Saba hizo en el 900 a.C. para visitar al Rey Salomón. Pero hay datos desconcertantes, ya que la Biblia dice que, estos supuestos Reyes, provenían del Este de Jerusalén, y el Reino de Saba, se encontraba al sur. También menciona que éstos, provenían del hogar de los sabios. Saba era una tierra rica en materiales y comercio, pero no destacó por ser el hogar de grandes eruditos.

En el Evangelio de San Mateo, se dice que sí eran hombres sabios, aunque la palabra que lo definía era «magoi«. Esta palabra significaba «brujo«. En aquella época un brujo era un hechicero (práctica prohibida por el Antiguo Testamento), una persona que tenía poderes sobrenaturales. Y éste poder, no siempre se utilizaba correctamente. Al traducirse los textos a diferentes lenguas, los traductores, pensaron que la palabra «brujo», llevaba implícita connotaciones negativas, y si el relato bíblico y la historia, cuenta que eran Reyes que iban a dar regalos, para adorar a un dios, ese acto no tiene nada de malicioso. Así que lo tradujeron como «magos».

El Padre de la Historia fue Heródoto. Hacia el 450 a.C., Heródoto describió a los magoi, como una misteriosa comunidad religiosa. Los miembros de esta comunidad vivían como sacerdotes en las costas del Mar Caspio (Irán del Norte). Esta comunidad de maestros religiosos, se convirtieron siglos más tarde, en la antigua Persia, una región situada al Este de la antigua Mesopotamia, y su capital era Persépolis.

En las catacumbas romanas (hace 1.700 años), en las pinturas del arte cristiano allí existentes, aparecen estos Reyes, vistiendo pantalones, capas y sombreros. En la Iglesia San Apolinar Nuovo de Rávena (Italia), hay un mosaico del siglo VI, donde aparecen con ropajes idénticos. Estos atuendos, eran los típicos utilizados por los persas.

Destaca la cantidad de detalles que aparecen, plantas variadas, palmeras datileras, florecillas, césped… Los tres soberanos no portan coronas sino un original tocado y unas capas sobre peculiares pantalones y bellas casacas. El calzado es diferente en los tres casos en cuanto a colorido y diseño. El oro, incienso y mirra son llevados en grandes recipientes.

Las primeras representaciones de los Reyes Magos, halladas en templos del siglo III, muestran dos personajes. En las catacumbas romanas aparecen dos, tres, cuatro y seis. Para las iglesias siria y armenia eran doce, como prefiguración de los apóstoles o representación de las tribus de Israel. La iglesia copta los consideraba sesenta y citaba los nombres de varios. Pero, si los Reyes que se presentaron ante Jesús, eran persas, ¿qué ruta siguieron para llegar hasta allí?. La travesía comenzó en Babilonia, ciudad donde se encontraba una de las siete maravillas de la Historia, los jardines colgantes. Esta era una ciudad de Mesopotamia (la actual Irak).

Dentro de las torres de Babilonia, los magos eran una fuerza poderosa. Eran famosos por ser curanderos e intérpretes de los sueños. Antiguamente, existía la creencia que los dioses, estaban en contacto con el hombre a través de los sueños, y en ellos, se nos advertía de nuestra suerte y de acontecimientos futuros. Esta creencia, hacía que tener el poder de interpretar esos mensajes, sólo estuviera en posesión de magos. Estos magos, además eran maestros de rituales sagrados, encantamientos y profecías. Estos poderes, infundían respeto y temor, por lo que eran considerados como Reyes. Es decir, no eran Reyes por linaje, ni por sangre, sino que tenían la consideración, y seguramente el trato de un Rey, por su reputación y sus poderes. Estos magos, eran los consejeros personales de los verdaderos Reyes, y sus consejos, eran tomados muy en serio para el devenir de la ciudad y del pueblo.

Detrás de este poder, se hallaba una religión misteriosa, el zoroastrismo.  El creador de esta religión fue el profeta Zoroastro, más conocido como Zaratustra. Esta religión sigue vigente hoy día. Los paralelismos entre esta religión, con la judía y la cristiana, son abundantes y constantes. Sus seguidores, también creen en un solo Dios, llamado Ahura Mazda, y sus símbolos, se encuentran en la ruinas de la antigua Persia.

La némesis de Ahura Mazda, era Angra Mainyu, el espíritu de la oscuridad y del mal. El Salvador, el Juicio, la Resurrección, Vida después de la Muerte… todas estas creencias provienen del zoroastrismo. Los magos persas, creían en la llegada de un Mesías, quien haría triunfar al bien sobre el mal, a la luz y el fuego, sobre la oscuridad y las tinieblas.

NOTA: En el capítulo que dediqué al nacimiento de las religiones, analicé las similitudes de los hechos de acontecimientos entre la religión cristiana y la persa.

Flavio Josefo relató, que en la época del nacimiento de Jesús, en Judea, había rumores sobre la llegada de un salvador, aunque nadie sabía qué apariencia tendría. Estos hechos, aparecen reflejados y plasmados en los Manuscritos del Mar Muerto. En esos textos, se habla de un Mesías sacerdote, un Mesías Rey, incluso de un profeta. Así que, existían varias figuras sobre esa persona.

Muchos judíos fueron enviados como esclavos a Babilonia. Muchos prosperaron como mercaderes, creando rutas desde Persia hasta Jerusalén, y muchas otras zonas más lejanas, como Saba. Los judíos, vivieron durante siglos con el pueblo persa, intercambiando conocimientos religiosos, incluso una lengua común, el arameo (la lengua de Jesús). ¿Por qué motivo, los magos se desplazarían hasta Judea, para rendir pleitesía a un Mesías judío?.

Existe un manuscrito muy antiguo, llamado el Evangelio Arábigo de la Infancia, donde se cuenta que Zoroastro, predijo el nacimiento de Jesús, y el viaje del los magos a Belén. Los magos fueron en busca del Mesías, porque el hijo de Zoroastro, había sido anunciado por la aparición de una estrella. Gracias a estos conocimientos de las estrellas que poseían, y al zodíaco, realizaban sus horóscopos elaborados para predecir acontecimientos futuros. La astrología moderna y los horóscopos, descienden del arte persa y de sus magos. Entonces ocurrió que los magos divisaron la famosa estrella de Belén. ¿Era la estrella de Belén realmente una estrella, o fue una supernova, o tal vez un cometa?. Esa estrella, era el anunciamiento del nacimiento de un Rey de Reyes.

Uno de los misterios del cristianismo, es la fecha real del nacimiento de Jesús. Esta fecha, se celebra el 25 de diciembre, pero las pruebas científicas (que más adelante analizaré), sobre esa supuesta estrella, indica que esa fecha es ficticia, y que Jesús nació otro día. Realmente, la Navidad se celebra un 25 de diciembre, debido a un festival romano, que tuvo lugar durante el solsticio de invierno. Este festival, era llamado Festival de Saturnalia. Se las llegó a denominar «fiestas de los esclavos» ya que en ellas, los esclavos recibían raciones extras, tiempo libre y otras prebendas. El festival duraba siete días, y comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno (en principio el dios más importante para los romanos hasta Júpiter). Posteriormente, el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones.

El día 17 de abril del año VI a.C., los persas divisaron en los cielos la señal que ansiaban. Era la señal que anunciaba el nacimiento del Rey de los Judíos. Los magos, quizá sin darse cuenta, iban a ser una pieza clave de la expansión de la fe cristiana.  Los preparativos del viaje duraron varios meses. Ese tiempo se empleó para trazar una ruta lo más segura posible, hacer acopio de víveres para la supervivencia de los magos y sus animales, encontrar obsequios dignos de un Rey de Reyes (oro, incienso y mirra).

El oro está asociado con la realeza, con la más alta distinción de la época. Era el metal más valorado y apreciado, ya que nunca perdía su color ni su lustre.  El incienso estaba asociado a la divinidad, y solo podía extraerse en escasos lugares, en resinas de árboles que no abundaban en la zona. Su elaboración conseguía que del incienso, emanara un aroma dulce, muy puro. Era tan preciado que, literalmente valía su peso en oro. Se podría decir que un kilo de incienso, valía lo mismo que un kilo de oro. El valor de la mirra, era siete veces mayor al del oro. Era extraída de una planta poco común que crecía solamente en Arabia del Sur, cerca de Saba. El empleo más frecuente de la mirra, era la unción de los difuntos. También poseía poderes curativos, siendo el símbolo de los sanadores de la época. Actualmente, la mirra se usa en investigaciones contra el cáncer. En esa época, no existían objetos más valiosos que esos tres.

Cuando todo estaba preparado, dejaron atrás la seguridad que ofrecía  los muros de Babilonia, para enfrentarse a lo desconocido. En Jerusalén, nadie conocía la profecía de los magos sobre la llegada del Mesías, y Judea ya tenía en esos momentos un rey, que no tenía intención alguna de abandonar su trono. Su nombre era Herodes el Grande, conocido como uno de los Reyes más déspotas de la Historia. Su reinado estuvo marcado por el conflicto entre los persas y los romanos. El Imperio Romano controlaba Judea, y Herodes era su representante. Herodes era un paranoico, un tirano, un asesino, llegando a ejecutar a tres de sus hijos y a su hermano, todo por miedo a que lo destronaran. Cualquier persona que fuera una amenaza para su reinado, Herodes no dudaba en asesinarlo, sin importar quien fuera.

Cuando los magos llegaron a su destino, sus ropajes, sus preguntas a los judíos sobre la ubicación de Jesús y todo lo que llevaban consigo, se expandió por toda la ciudad. Nadie en la ciudad, sabía realmente qué hacían allí, sus motivos y qué pretendían hacer, llegado el momento cuando encontraran a la persona que buscaban. Las habladurías pronto llegaron a oídos de Herodes. El Evangelio de San Mateo dice; «Cuando Herodes oyó esto se preocupó, también los habitantes de Jerusalén». Esta situación, degeneró en el comienzo de disturbios en las calles. Una ciudad oprimida por el yugo romano, con un Rey déspota, asesino, a quien todos temían y odiaban, repentinamente ve como, unos magos venidos de otras tierras, buscan un Mesías, un nuevo Rey, el Rey de los Judíos. Todo ello hizo que el pueblo se levantara contra Herodes.

El Evangelio de San Mateo cuenta que Herodes, ordenó a sus sacerdotes buscar a su rival. Tras indagar, le informaron que existía una profecía que anunciaba la llegada de un Mesías que nacería en la ciudad de Belén. Así que Herodes empezó a buscar a ese Mesías en la ciudad de Belén, y a los magos de Oriente. Cuando éstos, se presentaron ante Herodes, le contaron el motivo de por qué habían viajado de tan lejos hasta allí, y sin saberlo, estaban poniendo sus vidas realmente en peligro. Así que Herodes, fingiendo compasión, les indicó el camino hacia Belén, para intentar conseguir dar con su rival y deshacerse de él.

La Biblia dice que lo encontraron en un establo, pero existen dos versiones, donde el Evangelio de San Mateo, se contradice con el Evangelio de San Lucas. Las escrituras, sostienen que el paradero no era el pesebre que cuenta San Lucas, ya que los magos visitaron a Jesús en una casa. Los magos, encontraron a Jesús doce días después de su nacimiento. Pero muchos indicios, sugieren que realmente tenía dos años. Llegado el momento de estar frente al Mesías que buscaban, le presentaron los tres obsequios. Esta acción, realmente era una prueba para Jesús.

Si elegía la mirra, sería médico, si elegía el oro, significaba que era un Rey terrenal, y si elegía el incienso, entonces era un dios. El niño Jesús, eligió los tres, demostrando ser las tres cosas a la vez. En ese instante, Jesús se convirtió en un dios, rey en la Tierra, con el poder de sanar milagrosamente.

Mientras Herodes esperaba ansioso el regreso de los magos, para conocer la ubicación exacta de su rival, uno de los magos, antes de partir a Jerusalén, tuvo un sueño premonitorio, donde vio el plan de Herodes de acabar con la vida de Jesús. La importancia que los persas daban a los sueños era máxima, porque era el modo en que sus dioses, se comunicaban con ellos. Al día siguiente, los magos regresaron a Persia por una ruta diferente, sin pasar por Jerusalén. Cuando Herodes se entera que ha sido engañado, y en un ataque de furia, ordenó la mayor masacre de la historia bíblica. Herodes mandó sus legiones a Belén, con la orden de matar a todo niño menor de dos años.

José, padre de Jesús, conociendo la predicción, salió inmediatamente con María y Jesús rumbo a Egipto. Gracias a los obsequios de los magos, los tres pudieron llegar a Egipto de forma más segura, utilizando el oro, incienso y mirra, como moneda de cambio para ir por rutas más seguras. En el siglo III, el cristianismo llegaba a Roma, y los artistas empezaron a pintar a los magos en las paredes de las catacumbas. Fue el comienzo de la inmortalidad de esos misteriosos magos.

En el siglo IX, hacia el año 845, en el «Liber Pontificalis» (El Libro de los Papas), aparecen nombrados como Bithisarea, Melichior y Gathaspa. El escritor y erudito, Beda El Venerable, recoge los nombres y atributos de los Reyes Magos en uno de sus textos hacia el año 700 d.C.: «El primero de los Magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera cana y luenga barba, siendo quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe de tez blanca y rosada, honró a Jesús ofreciéndole incienso, símbolo de la divinidad. El tercero, llamado Baltasar, de tez morena («fuscus» en latín), testimonió ofreciéndole mirra, que significaba que el hijo del hombre debía morir». A raíz de este texto, los artistas empezaron a representar a los magos de acuerdo a determinadas edades. De esta manera los magos venían a simbolizar las tres edades del ser humano: 60, 40 y 20 años, tal y como lo expresa el «Catalogus Sanchtorum» de Petrus de Natatibus, del siglo XV.

¿Qué pasó con los magos. convertidos para la Historia como los Reyes de Oriente?. A principios del siglo IV, Santa Elena, después de hallar milagrosamente en la colina del Gólgota la Vera Cruz (la cruz en la que se cree fue ejecutado Jesús de Nazaret. En el catolicismo se la considera una reliquia de primer orden), trasladó de Persia a Constantinopla, los cuerpos de los Reyes Magos, para asegurar su veneración. Santa Elena, era Helena de Constantinopla, madre del Emperador Constantino I El Grande. Así que llevó los restos a la ciudad que llevaba el nombre de su hijo. Santa Elena, es representada siempre portando la cruz.

En el siglo VI, el obispo de Milán, San Eustorgio, visitó Constantinopla para que el Emperador le permitiera aceptar su reciente nombramiento. El emperador le obsequió con los cuerpos de los Tres Reyes, trasladando las veneradas reliquias hasta la lejana sede de su diócesis, que descansaron por un tiempo en la Iglesia que llevaba su nombre.

En el año 1.162, Milán es saqueada y destruida por el Emperador alemán Federico Barbarroja (Federico I de Hohenstaufen). Su consejero Reinaldo de Dassel, obispo de Colonia, no olvidaba, en medio de la contienda, los intereses de su diócesis, y pidió al emperador permiso de llevar a la ciudad de Renania las reliquias, las cuales se encontraban en tres sarcófagos, donde supuestamente había tres cuerpos incorruptos.

Estos sarcófagos estaban rodeados por un círculo dorado, como indicando que no debían ser separados. Cuando Reinaldo se presentó en el templo de San Eustorgio para apoderarse de ellas, los sacerdotes le dijeron que el sarcófago contenía los restos de Dionisio, Rústico y Eleuterio, y que no sabían nada respecto a los nombrados Melchor, Gaspar y Baltasar. Reinaldo, escéptico, mandó que se levantara la pesada losa, viendo que éstas,  estaban vacías.

Los sacerdotes milaneses, extrajeron los huesos durante el sitio de los bárbaros, y los habían sepultado bajo la torre del campanario de la Iglesia de San Giorgio Palazzo. Reinaldo consiguió descubrir el escondite donde estaban ocultos, y se los llevó rumbo a Colonia. Esta ciudad fue fundada por el emperador Claudio en el año 50 d.C., como sitio de descanso, retiro, una jubilación para los altos rangos y más importantes cargos de los ejércitos romanos.

La ciudad se llamaba Claudia Ara Agrippinensis. Todavía en tiempos de Federico Barbarroja la ciudad era reconocida como Colonia Agrippina. Hace referencia al nombre de la madre de Nerón, emperador romano entre los años 54 d.C. y 68 d.C. La afluencia de peregrinos de todos los ámbitos del Imperio, que querían venerar a los Reyes Magos, era de tal magnitud, que se vieron obligados a construir un templo digno para ellos, la Catedral de San Pedro y Santa María de Colonia. Nicolás de Verdun, fabricó el relicario donde se depositaron los restos, donde se conservan desde entonces las reliquias.

Esta reliquia es de oro, con incrustaciones de piedras preciosas, y es el más grande en el mundo occidental. Esta Catedral, se convirtió en el centro de peregrinaje más importante. Pero, ¿están realmente custodiadas en su interior, los huesos de los Reyes de Oriente?.  Debajo de la catedral, hay custodiada una prueba, que puede revelar si esto es así, una mortaja, que originalmente contenía los huesos, cubriéndolos para su protección y conservación.

Esa tela, estaba hecha de hebras de hilo de China, envueltas en hebras de oro. Esta tela tan selecta, sólo al alcance de personalidades muy importantes y respetadas, estaba teñida con la tintura más costosa de la época, con púrpura de tiro, extraída de una clase de caracol. Se necesitan 9.000 caracoles, para obtener 1 gramo de tintura de esa calidad. La púrpura de Tiro, también es conocida como púrpura real o púrpura imperial. El historiador griego más importante del siglo IV, llamado Teopompo, dijo: «La púrpura para los tintes valía su peso en plata en Colofón».

Esa tintura, sólo se empleaba en telas muy especiales, telas destinadas para Reyes de la Corte Bizantina. La mortaja está datada, según los datos científicos, en el siglo II a IV d.C., en la región de Siria. Así que,  podría ser la tela que utilizó Santa Elena, para cubrir los restos, hacia el 300 d.C. Y esos restos, descansan para siempre en un sarcófago destinado a Reyes.

Intraterrestres

Entre el Mar Negro al norte, y los Montes Tauro al sur, se encuentra la región de Capadocia, en el centro de Turquía. Esta zona, de 50 km2, es considerada un «paisaje lunar», por sus características geológicas únicas en el planeta. En 1.963, durante unas obras en una casa, al derribar una pared de una habitación, el dueño descubrió que detrás se encontraba una misteriosa habitación que nunca había visto. Esa habitación le condujo a otra estancia, y ésta a otra más, y así sucesivamente. Esta persona, sin pretenderlo, había descubierto la ciudad subterránea de Derinkuyu.

Este laberinto subterráneo, tenía 85 metros de profundidad y miles de años de antigüedad. Consta de 12 pisos hacia el interior de la tierra, con 53 conductos de ventilación principales, y más de 15.000 microconductos que proporcionaban aire a cada rincón de la ciudad sumergida, toda una obra de ingeniería.

Derinkuyu significa «pozo profundo». Las estancias interiores, además de utilizarse como viviendas, también se utilizaban como centros religiosos y de culto, establos, almacenes, comedores, cocinas, prensas para el vino, bodegas, incluso como cementerio. Se calcula que estas instalaciones eran suficientes para dar refugio a más de 30.000 personas. Una auténtica ciudad bajo tierra. ¿Qué llevó a un pueblo, a realizar semejante obra de ingeniería bajo tierra?. ¿De qué o quién querían protegerse?.

El laberinto, cuenta con tres puntos estratégicamente seleccionados, cuyo acceso podía ser bloqueado, desplazando las rocas adyacentes, impidiendo así la entrada de visitantes no deseados, ladrones, saqueadores o enemigos. Esas rocas, eran realmente una sola roca circular, como una rueda enorme, que solo podía ser empujada desde un lado.

También se podía hablar, a través de ciertos conductos especiales, con las personas de otros pisos, de forma nítida. Aparte de tener una red de ventilación perfecta, también tenía una red de comunicaciones muy avanzada. Derinkuyu, tiene un túnel de 8 km de largo, que la conecta con la ciudad sumergida de Kaymakli.

Diferentes historiadores, dicen que pudo servir de refugio por los frigios en el año 800 a.C., un pueblo de la Edad de Bronce, emparentado con los Troyanos. Otros, aseguran que fue el refugio del pueblo hitita, en el año 1.200 a.C. Es evidente, que no saben realmente quién lo construyó, ni por qué motivo, ni para qué fin. Para los expertos, es difícil asignar una época concreta, ya que el método de datación por Carbono-14, sólo es aplicable a muestras orgánicas, que son las que pueden fijar en un momento dado los isótopos de la atmósfera. Esta datación, es imposible en muestras de roca. Así que, ¿en qué época se construyó Derinkuyu?. ¿Y por qué?.

Dentro de la ciudad sumergida, una de las características más visibles, es que las estancias y la altura de cada piso, estaban construidas para personas de una estatura elevada, mucho más alta que la media del pueblo frigio e hitita. Este dato, concuerda con todos los textos, dibujos, sellos, relieves y diferentes representaciones que hablan de los dioses del cielo, como seres gigantes, de conocimientos muy avanzados y que venían de las estrellas.

Capadocia, formaba parte de la antigua Persia, región dominada por una religión llamada Zoroastrismo, la religión y filosofía basada en las enseñanzas del profeta  Zoroastro (más conocido como Zaratustra), que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador de todo. Mazda significa «Sabiduría», y Ahura significa «Ser Alto», así que Ahura Mazda, era «la persona alta de gran sabiduría». Hay que tener en cuenta, que estos nombres, tanto el de Ahura Mazda, como el de otros «dioses» o seres que bajaron de los cielos, siempre se corresponde con aquello que las personas de la Tierra veían. Ellos no sabían quiénes eran, ni comprendían seguramente su lenguaje, así que los denominaban con sus rasgos físicos, y por aquello en lo que destacaban. No es ninguna casualidad que, todos esos dioses, tengan apelativos como «inteligentes», «poderosos», «gigantes», «de piel blanca», «sabios», «de grandes conocimientos», «venidos de las estrellas», etc.

El Zoroastrismo, era una filosofía de pensamiento, que se basaba en la oposición de las fuerzas del Bien y del Mal. Tanto el Hinduismo, como el Judeo-Cristianismo, están muy influenciadas por esta religión tan antigua.

En el segundo capítulo del Libro Sagrado Zoroástrico, el Avesta, Ahura Mazda salva a la Humanidad de un desastre natural mundial, parecido al Diluvio de Noé del Antiguo Testamento.  Ahura Mazda, dió a uno de sus profetas, instrucciones para construir un refugio muy parecido a Derinkuyu, y empezó a construir la ciudad para dar refugio a personas y animales, pero no de un diluvio ni una inundación, sino de una glaciación, llamado por el Libro Sagrado Avesta, el «infierno maligno». Los climatólogos, datan la última Edad de Hielo hace 18.000 años, terminando en el año 10.000 a.C.

Según los textos zoroástricos antiguos, Ahura Mazda se elevó a los cielos en su carruaje divino, y declaró la guerra a su mayor enemigo, Angra Mainyu, el demonio de la destrucción. ¿Se ocultaban estas personas, de un enemigo venido de los cielos, con tan grandes poderes de destrucción, que su única salvación era permanecer oculto bajo tierra, sin ser vistos?.

Ahora utilicemos sólo la lógica y la razón. Si un pueblo, sea el que sea, antiguamente quería refugiarse o defenderse de peligros externos, de enemigos, de ladrones, etc… lo más lógico era crear una ciudad fortaleza, con su foso, sus murallas, sus torres de vigilancia, con fuertes muros, difíciles de derribar, que fueran lo suficientemente altos para dificultar que se saltara, fabricando armas, etc… Ahora bien, ¿qué puede llevar a un pueblo a ocultarse bajo tierra, a crear una auténtica ciudad, una obra de ingeniería tan avanzada para la época?. Obviamente, querían pasar desapercibidos de algo o de alguien, no defenderse como nos imaginamos que lo haría un pueblo de hace miles de años, sino resguardarse, en silencio, sin armas, solo esperando que no fueran detectados, porque si lo fueran, tanto la ciudad como ellos estaban muertos, sin defensa alguna.

Pensemos en los animales que tienen sus madrigueras bajo tierra. Están bien ocultos, pasan desapercibidos, pero una vez son localizados, el animal que habita dentro, está a merced del intruso, y más si ese enemigo, es mucho más fuerte y poderoso, o dispone con más armas naturales o artificiales. Para los enemigos del pueblo que allí se refugiaron, si hallaran los conductos de ventilación, con taparlos asfixiarían a todos los habitantes de la ciudad sumergida. Todos los Ejércitos de Inteligencia de Defensa, afirman que: «una cueva, una vez encontrada es altamente vulnerable, y se convierte en tu tumba».

En Arizona (EE.UU), diferentes tribus indias, cuentan que sus comienzos surgieron desde el interior de la Tierra. Entre ellos, los indios Hopi, cuentan que sus antepasados, escaparon de una mortífera «tormenta de estrellas», con la ayuda de  los «hombres serpiente»,  que los trasladó a unos refugios en las profundidades de la tierra. Otra leyenda Hopi, habla de los «hombres hormiga«, que los protegió de las «tormentas de fuego y hielo». Este es uno de los petroglifos descubiertos en las cuevas de los indios Hopi, donde aparecen los seres que ellos denominaban «hombres hormiga».

 

Los chamanes, cuentan cómo resurgió su pueblo desde el interior de la tierra, guiados por los «hombres estrella», que vinieron del Espacio exterior, y eran unos seres de forma humana que disponían de aparatos voladores en forma de escudos. El lugar de donde procedían estos seres, según los Hopi, era la constelación de Orión. ¿Es casualidad que, al igual que los moais en la Isla de Pascua, las Pirámides de Gizeh, las Piedras de Carnac o Stonehenge, estén orientadas hacia esta constelación?. ¿O es más probable que todas estén orientadas a esta zona del Espacio, porque así se les dijo que lo hicieran?.

El término Hopi para Orión es Hotòmqam, que significa “para colgar” o “tres”.  Esto podría hacer referencia a las tres estrellas del cinturón de Orión. La aparición de Orión a través de las trampillas en lo alto de los kivas de los Hopi (las cámaras de oración semi-subterráneas), todavía sincroniza muchas sagradas ceremonias anuales. La palabra Hopi para hormiga es «anu». En el mismo idioma, «naki» quiere decir amigo, así que «anu-naki» son los «amigos hormiga». ¿Es casualidad que aparezca esta palabra (anunnaki), al igual que los famosos seres que relata Zecharia Sitchin, en referencia a seres que procedían del planeta «X» cuyo significado era «los de sangre real»?.

En Mesoamérica, el pueblo maya, que comparte muchas características culturales con los Hopi,  relata leyendas de hormigas parecidas a hombres que construyeron ciudades de piedra y caminos durante la Primera Creación (Mundo). Estos seres poseían poderes mágicos, y podían emplazar las piedras en las posiciones arquitectónicas apropiadas «silbando» (en el capítulo anterior, analicé cómo las civilizaciones antiguas desplazaban las piedras, por medio de la levitación acústica).

En Jicarilla (Nuevo México, EE.UU.), existe una reserva de los indios apache, con una comunidad de 2.500 personas, donde el 95% vive en la zona llamada Dulce. Este pueblo apache, tiene una historia muy parecida con los Indios Hopi, y en sus leyendas, cuentan que también surgieron desde el interior de la tierra. En Dulce, se encuentra la «mesa de Archuleta«, de más de 2.700 metros de altura. Esta región, es conocida como otro Área 51, llamada Base Dulce.

Base Dulce es un área restringida, donde constantemente sobrevuelan objetos no identificados, y aviación militar, sobre todo helicópteros chinooks, el helicóptero más versátil para transportar pesados cargamentos y transportar hombres. En la reserva apache de Jicarilla, supuestamente no hay nada, solo tierra árida y un pequeño pueblo inofensivo. ¿Por qué hay tanto despliegue militar y tantos avistamientos de luces y naves extrañas?.

Aparentemente no hay nada allí, porque la base militar se encuentra en los túneles bajo Mesa Archuleta.

Bajo la superficie de esta área, existe un complejo militar y una red de túneles, que conecta con diferentes zonas, como las instalaciones de investigación de Los Álamos. La Base Dulce, es conocida como un laboratorio de Biogenética, (se dice que incluso se hacen vivisecciones, que son disecciones a seres humanos estando con vida, para diferentes estudios),  donde se investiga la manipulación genética y atómica, clonación, el cerebro humano (sobre todo la cuestión de la psique y el poder de la mente,  para un avanzado control mental), mutaciones entre diferentes seres y razas, implantes de chips audiovisuales, etc. Si en el Área 51, se investiga potenciar lo material, sobre todo en cuestión de transporte aéreo, en Base Dulce, se investiga potenciar lo orgánico, una raza humana de seres especiales, un soldado perfecto, que apenas duerma, con la capacidad de comunicarse mentalmente, con gran capacidad visual, auditiva, con resistencia al estrés, a no tener miedos, a seguir las órdenes encomendadas, a sobrevivir a condiciones extremas, realizar implantes creando cyborgs… todo un alto nivel secreto de investigación, para la creación del soldado perfecto, maquinaria humana tan precisa, que no exista nada durante una guerra que bloquee o sea un obstáculo para cumplir una misión, y ganar guerras en poco espacio de tiempo.

En 1.947, se construyó una carretera cerca de la Base, para dar cobertura a una empresa maderera, pero jamás  se transportó ninguna madera, y esa carretera, tenía una gran recta, que servía como pista de aterrizaje. Veinte años después, en 1.967, en el condado de Alamosa (Colorado), una potranca llamada Lady, fue encontrada muerta y con la cabeza descarnada. Al efectuar el examen patológico, el Dr. John Altshuler comprobó que el cerebro, la espina dorsal y  el corazón, habían sido retirados con increíble precisión. Pero lo más extraño, era que la sangre había sido vaciada sin manchar su cuerpo, ni la tierra alrededor del cadáver. Al examinar las muestras de tejidos en el microscopio, descubrió que la mutilación se hizo con un bisturí cauterizador quirúrgico, con una especie de láser, que a la vez que cortaba, cauterizaba (el láser se descubrió a mediados de los años 60, así que esa potencia, y el aparato que se empleó, no pudo ser inventado ni construido por el ser humano). No se halló ninguna huella cerca del cuerpo. Las únicas que se encontraron, eran las pisadas de la potranca, que terminaban a unos 30 metros de su cuerpo.

El «incidente Lady«, fue el primero de muchas más mutilaciones de animales. La gran mayoría de estos casos, seguían un patrón similar:

  • Casi todas las mutilaciones, se efectuaban a reses de ganado vacuno, el resto fueron  a caballos, ovejas y perros.
  • No hay señales de lucha. Incluso en suelos cubiertos de nieve, no se encontraron huellas de pisadas alrededor de los cuerpos, ni una gota de sangre. Parece como si los animales hubiesen sido levantados del suelo y luego dejados caer desde el aire.
  • Se les extirpaba los órganos internos (ojos, oídos, lengua, órganos vitales como el corazón, hígado y pulmones, genitales, etc…).
  • Los cuerpos estaban sin sangre, pero no había restos en el suelo. Las incisiones se efectuaron con precisión quirúrgica, y con un aparato, que a la vez que cortaba, cauterizaba la herida. Para poder hacer esto, se necesita una temperatura muy elevada, y que el calor que causara la herida, fuera firme y limpia. Solo un láser es capaz de hacerlo, y en la época de las primeras apariciones de mutilaciones, aún no existía ningún aparato para empleo médico, solo en laboratorios, en fase experimental.

Casualmente, tras cada caso, siempre aparecían los misteriosos helicópteros negros, silenciosos y sin ningún número de identificación de los exigidos por las regulaciones federales, en las inmediaciones después del descubrimiento de las reses muertas. En varias ocasiones, se vieron helicópteros rociando la zona donde después aparecían los animales mutilados.

El investigador Timothy Good, obtuvo un informe secreto del FBI de 1.976, realizado por el agente Gabriel Valdez, quien después de inspeccionar una vaca mutilada, descubrió unas marcas de 40 cm que se hundían en el suelo formando un triángulo. Gabriel, en su informe, expuso que era posible, que el animal fuera capturado por la nave, se lo llevaran, y una vez mutilado y extraído toda la sangre y los órganos, la dejaban nuevamente, motivo por el cual, nunca se encontraron huellas de personas, ni de otros animales, ni nada de sangre. Debajo de las huellas se encontró una sustancia aceitosa, la hierba chamuscada y unos niveles de radiación mucho más elevados que los normales.

Lou Girodo, jefe investigador de las mutilaciones del fiscal del distrito de Trinidad (Colorado) dijo: «estamos tratando con seres que no son de este planeta».

En la ladera de los Andes de la zona de Ecuador, vivían los Shuar (conocidos como jíbaros, nombre asignado por los españoles durante la época de la conquista). Esta tribu, guardaba el secreto de la localización de la Cueva de los Tayos (Cordillera del Cóndor). ¿Por qué mantenían en secreto la existencia de esta cueva, y cómo se ha llegado a encontrar?. Hubo un misionero católico italiano, llamado Carlo Crespi Croci (conocido como Padre Crespi), que vivió muchos años en esa zona, ayudando a los Shuar, sin pedir nunca nada a cambio, y los indios Shuar, como agradecimiento, le hicieron algunos regalos procedentes de esa cueva. Uno de los regalos, consistía en mostrarle la cueva que él desconocía, y todos sus secretos.

Muchas de las piezas arqueológicas encontradas, están expuestas en el Museo de Carlo Crespi Croci (Ecuador). El húngaro Juan Moricz, la descubrió en 1.969, y fue el primero en divulgar al mundo los tesoros que había en las profundidades de la cueva. Según el acta notarial del hallazgo, fechado el  21 de julio de 1.969 en Guayaquil, se puede leer:

…He descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas, que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio…

Juan Moricz

Uno de los descubrimientos, fue el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de piedra, que por sus ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. Uno de los regalos que recibió el Padre Crespi, fue una tabla metálica con 36 signos de escritura, que aún no ha sido descifrado. El filólogo hindú Dileep Kumar, analizó los símbolos de la lámina de oro (de 52 cm de alto x 14 cm de ancho x 4 cm de grosor), y concluyó que los ideogramas pertenecían a la clase de escritura Brahmi, utilizada en el Período Asokan de la historia de la India (hace unos 2.300 años). Más tarde, el Dr. Barry Fell, Profesor de Biología de la Universidad de Harvard, identificó 12 signos de la lámina, asociándolo a los signos del Zodíaco.

El escocés Stanley Hall, reunió una expedición en 1.976 para inspeccionar la cueva. En dicha expedición, se encontraba la persona que pisó la luna por primera vez, el astronauta Neil Armstrong. Cuando accedieron a la cueva, Stanley se quedó asombrado por las dimensiones de la cueva, con amplias áreas hechas de forma artificial, y no por la naturaleza. El jefe de la expedición, responsable en temas geológicos, el Dr. Kelly, admitió no saber decir cómo se hicieron esas gigantescas entradas. La expedición, encontró algunos pequeños objetos, como anillos, pero nada que se pareciera a los obsequios que recibió el Padre Crespi. Aún no se ha encontrado la «Biblioteca Metálica», de donde los indios shuar extrajeron los tesoros.

En la extensa entrada, había dinteles y bloques de piedra, y un muro megalítico de 4,50 metros de largo x 2,5 metros de alto. El espeleólogo Julio Goyen Aguado, sostenía que la expedición fue financiada por la Iglesia Mormona, ya que las planchas metálicas a las que aludía Moricz, recordaban a las planchas de oro que recibió el profeta Joseph Smith de manos del ángel Moroni. Según Joseph Smith, Moroni se le apareció en forma de ángel en 1.823, para revelarle donde se encontraban ocultas unas planchas de oro, que el propio Smith fue quien las tradujo en el Libro Mormón.

Diversas leyendas mormonas, apuntan que los citados registros estarían ocultos actualmente en algún lugar de la cordillera de los Andes. La zona donde se ubica la Cueva de los Tayos, se denomina Morona, nombre muy similar y prácticamente idéntico con el «ángel» que contactó con Joseph Smith. Se sospecha, que Stanley Hall pertenecía a los Servicios Secretos del Reino Unido, además de formar parte de la masonería inglesa, muy interesada en encontrar la Biblioteca Metálica.  Neil Armstrong, que formó parte de la expedición, también es masón. Cuando Armstrong salió de la Cueva de los Tayos, donde permaneció durante tres días, declaró a los medios de comunicación que su visita al mundo subterráneo, había superado su vivencia en la Luna. ¿Que vió o experimentó allí abajo, que pudiera superar ser el primer hombre en la historia de la Humanidad, en pisar otro planeta que no fuera el nuestro?.

En la Península del Yucatán, la selva que lo puebla, está repleta de cavernas profundas llamadas cenotes. En 2.007, un arqueólogo llamado Guillermo de Anda, siguiendo los testimonios de los sacerdotes españoles que allí estuvieron en el siglo XVII, que insinuaban la existencia de un Templo subterráneo maya, de Anda encontró una cueva muy especial en la localidad de Tahtzibichen. En una de las cavernas descubiertas, los investigadores hallaron una carretera de cemento de 90 metros de largo,  una pirámide, restos de huesos, vasijas, utensilios y esculturas. ¿Qué hacía un camino asfaltado y una pirámide bajo tierra?.

Los mayas, en sus leyendas y creencias, tenían un mundo subterráneo denominado Xibalbá. Este mundo intraterrenal es conocido gracias a las descripciones que de él hace el Popol Vuh, el Libro Sagrado maya, también conocido como «Libro de la Comunidad», El Popol Vuh, se refiere a Xibalbá (que significa «el lugar del miedo»), como el infierno gobernado por los señores de los muertos o del inframundo. ¿Es la cueva hallada por Guillermo de Anda, el Xibalbá al que hacían referencia los mayas?. Es decir, el infierno maya, no era un lugar imaginario, el concepto que, por ejemplo, tiene el cristianismo de infierno, como un lugar más allá de la muerte, un pensamiento abstracto, sino que existía realmente.

En el Popol Vuh, se puede leer una descripción de Xibalbá, y del camino que hay que recorrer para llegar allí, como un lugar real aquí en la Tierra, donde se puede ir, un lugar bajo tierra, en los infiernos:

«Después descendieron al camino que lleva a Xibalbá, de pendientes muy en declive. Habiendo descendido así, llegaron al borde de los ríos encantados de barrancos llamados Barranco Cantante Resonante, Barranco Cantante, que pasaron sobre ríos encantados con árboles espinosos; innumerables [eran] los árboles espinosos, pasaron sin hacerse daño . En seguida llegaron al borde del río de la Sangre , [y] allí pasaron sin beber. Llegaron a otro río, de agua solamente; no habiendo sido vencidos, lo pasaron también. Entonces llegaron allí donde cuatro caminos se cruzaban: allí fueron vencidos, allí donde cuatro caminos se cruzaban. Un camino rojo, un camino negro , un camino blanco, un camino amarillo; cuatro caminos.»

En el Chilam Balam (nombre de varios libros que relatan hechos y circunstancias históricas de la civilización maya), escrito por los Sacerdotes del Jaguar, se narra cómo el «camino de las estrellas» descendió del cielo, y los 13 dioses vinieron a la Tierra.

Hubo un gobernante maya, llamado Pakal, que gobernó la ciudad maya de Palenque en el siglo VII. En 1.949, el arqueólogo Alberto Ruíz Lhuillier, descubrió la tumba de este gobernante. Ésta, se encontraba en un altar, formado por una losa de 3,8 metros de longitud x 2,2 metros de ancho x 25 cm de altura. Su peso se aproximaba a las 5 toneladas. La losa, descansaba en un monolito de 6 m3, apoyado sobre 6 grandes bloques de piedra trabajada, todo ello cubierto de espectaculares relieves. Uno de esos bajorrelieves, después de diferentes estudios y análisis, se le ha denominado el «astronauta de Palenque«.

Se ve claramente que, Pakal, se encuentra dentro de una especie de nave. La postura es totalmente aerodinámica. El artefacto tiene una cabeza puntiaguda, seguida de unas extrañas aletas estriadas, como si fueran conductos de ventilación. La nave (también aerodinámica, una disciplina que desconocían totalmente en la antigüedad), en la parte trasera  termina con una especie de fuego llameante. Parece un cohete cósmico o cápsula espacial del tipo Mercury, propulsado por energía iónica o fotónica.

Se puede observar a Pakal, manejando con sus manos el cuadro de mando, también lleva una especie de casco, y el pelo ingrávido, como sucede solo en el Espacio exterior. La punta de la nariz, está en contacto con otra parte de la nave, que bien podría tratarse de un respirador artificial para administrar oxígeno. En 1.969, la NASA encontró 16 puntos coincidentes entre la nave del astronauta de Palenque, con el módulo de mando de una de sus cápsulas.

Los arqueólogos, dicen que la «nave», es una cruz o árbol de la vida. Ellos, interpretan la escena, diciendo que la parte superior se corona con el típico pájaro quetzal (símbolo del dios sol). El tronco está formado por ramas y una serpiente, del que surgen mazorcas antropomorfas, y la parte inferior, junto a las raíces, se encuentra el demonio, el inframundo. Otros investigadores dicen que el rey, es devorado por los demonios del averno, para después renacer con los rayos del sol de un nuevo día.

Todas las personas que han visto este relieve, están más próximas a ver e interpretar la escena como un hombre dentro de una nave, que ver un árbol. Los arqueólogos, siempre descartan otras posibilidades e interpretaciones, porque sus miras son limitadas, hecho que hace que en muchos aspectos de Egipto, homínidos y muchas civilizaciones antiguas, solo encuentren eslabones perdidos, daten los descubrimientos en épocas que no se corresponden e intenten ramificar todo un árbol genealógico que no cuadra, y tengan que crear más y más ramas, hasta hacerlo inconexo, incomprensible y poco creíble.

Si revisáramos paso por paso, toda la estructura de la historia de la civilización, vista por los arqueólogos, la conclusión sería que es imposible lo que dicen. Los mejores astrónomos del mundo, con la tecnología tan avanzada que tenemos, estudiando la posición de las estrellas, los planetas y las constelaciones en los cielos en tiempos remotos, aseguran que las pirámides de Egipto se crearon miles de años antes que las fechas que los arqueólogos dicen. Y resulta, que los expertos en arqueología, no saben explicar muchas cosas, permaneciendo en silencio, o simplemente obviando aquello que encuentran sin datarlo en un momento preciso de la historia. ¿Por qué?, porque a ellos tampoco les cuadra sus conclusiones, y para que lo hiciera, tendrían que estar dispuesto a considerar otras opciones.

Pero resulta, que lo que sí cuadra, son todas las pruebas que tenemos en los textos antiguos, en los Libros Sagrados de todas las civilizaciones, con leyendas, mitos e historias paralelas, con presencia de dioses venidos de las estrellas, seres muy avanzados que les enseñó a construir, a interpretar los cielos, a escribir. Todas esas civilizaciones, suponen un salto cuántico de conocimientos increíbles, de permanecer en cuevas, salvajes, a construir las ciudades más grandes sobre la faz de la Tierra, de no conocer instrumentos ni utensilios, a poder desplazar ingentes cantidades de  piedra, levantarlas y asentarlas de forma perfecta. De repente, eran expertos en matemáticas, arquitectura, astronomía, crearon el lenguaje y la escritura, se asentaron en desplazamientos geográficos estratégicos, conociendo las fuerzas que rigen el cosmos y la Tierra, fuerzas invisibles, pero muy poderosas.

Las personas más eruditas e ilustradas, convergen en reconocer que es imposible que esas civilizaciones fueran tan avanzadas, e hicieran de forma rudimentaria todo lo que crearon, sin ayuda externa. Para asegurar esto, se basan en la lógica y en la razón, apoyados por la ciencia, la física y las matemáticas, disciplinas muy exactas.

Algo ocurrió en los cielos, para hacer que se ocultaran bajo tierra, construyendo auténticas ciudades subterráneas, para permanecer oculto, en silencio, ante una gran amenaza capaz de destruir todo un pueblo rápidamente. Una amenaza imposible de rebatir, una amenaza proveniente de los cielos, sin tratarse de meteoritos, ni diluvios, sino de fuerzas muy avanzadas, fuerzas que obligaron a la raza humana, junto con muchos «dioses» y seres de las estrellas, a ocultarse y convertirse en intraterrestres.

El nacimiento de las religiones (Parte I)

Cuando pienso en la religión, siempre me asalta la misma pregunta. ¿Por qué no es la misma en cada rincón del planeta?. Si realmente existe un dios todopoderoso, creador de todo, y que será quien nos juzgue, ¿por qué existen tantas religiones? Si existieran pruebas empíricas e irrefutables, todo el mundo, sin excepción, creería en un único dios. Pero no es así. ¿Cuántas religiones coexisten en el mundo?.

Existen muchas, yo creo que demasiadas. Solamente para nombrar las más representadas, nos encontramos con el cristianismo, budismo, sintoísmo, islamismo, judaísmo e hinduismo. Estas religiones engloban las creencias y la fe de la mayor parte de los seres humanos. Pero existe, y ha existido a lo largo de la historia, muchas más religiones, ideologías y pensamientos religiosos. Confuccionismo. ortodoxos, mormones, presbiterianos, baptistas, cuáqueros, taoístas, zoroastristas, pentecostales, luteranos, calvinistas, pietistas, brahamanistas, religiones indígenas, jainistas, sijistas, testigos de Jehová, cienciología, gnósticos, etc.

Pero lo más curioso de todo, no es la variedad de religiones que existen, sino la forma en que se crearon y expandieron. Y todas, absolutamente todas, tienen paralelismos realmente increíbles. Estas supuestas coincidencias son, sin ninguna duda, la respuesta a la pregunta del por qué existen, y han existido, tantas religiones. Así que hay que remontarse al comienzo de todo, a los egipcios.

Hace 10.000 años, observar el cielo y las estrellas, permitían a nuestros ancestros anticipar acontecimientos como eclipses o estaciones. La importancia que tenía predecir dichos acontecimientos, conllevó que se fueran catalogando las estrellas en conjuntos,  lo que hoy conocemos como constelaciones. Estos grupos de estrellas los conocemos más comúnmente como «zodíaco«. Este término surge, porque a esas constelaciones se las dibujaba como figuras humanas o de animales, creando mitos más elaborados y comprensibles.

En esa época, el verdadero dios era el Sol. La salida de esta estrella traía calor, luz, y sobre todo, la vida, por lo que se convertía en el salvador de las especies. Las constelaciones fueron identificadas con nombres, representando elementos de la naturaleza. Por ejemplo, Acuario (el aguatero), traía las lluvias en primavera.

Horus era el dios Sol de Egipto, es considerado el iniciador de la civilización egipcia. Horus era nombrado como «el elevado» y «el Señor de los Cielos». Su vida es una serie de mitos alegóricos relacionados con el movimiento del Sol. Horus tenía un hermano varón llamado Seth, que era la personificación de la oscuridad, y sus luchas y enfrentamientos eran constantes. Seth era el Señor de las Tinieblas, el dios de la sequía, las guerras y la violencia. Así que tenemos a Horus (el sol, la luz, el día), y a su hermano Seth (la oscuridad, la noche). Cada mañana, Horus ganaba la batalla a Seth, mientras que al anochecer, Seth enviaba a su hermano al inframundo (término que los mayas denominaban Xibalbá). Este mural egipcio representa la «duat«, el inframundo egipcio.

Luz vs. Oscuridad, Bien Vs. Mal. Esta es una de las dualidades mitológicas y actuales más extendidas. Fue el germen de la religión tal y como la conocemos actualmente. Entonces, las religiones ¿cuánto están influenciadas por los mitos antiguos?, ¿qué paralelismos encontramos de las religiones actuales con aquellas civilizaciones?. Sólo hay que mirar al cielo para encontrar muchas respuestas.

Horus era hijo de Osiris e Isis. Su padre fue asesinado por su hermano, quien lo descuartizó en catorce pedazos y los esparció por Egipto. Isis encontró trece de los pedazos, excepto el miembro viril que lo devoró el pez oxirrinco (este episodio conllevó que, en la época grecorromana, por deferencia a dios, no se debiera consumir pescado). Osiris fue asesinado antes de que naciera Horus. Entonces, ¿cómo nació Horus?.

Isis, con la ayuda de su hijo adoptivo Anubis (Señor de la Necrópolis, encargado de guiar a los muertos al otro mundo), lo embalsamó y con su poder, consiguió resucitar a Osiris, quedando embarazada nuevamente de él (hay que recordar que no se encontró su miembro viril), y dando a luz a Horus, quien vengó la muerte de su padre desterrando a su hermano Seth. Horus recuperó el trono de su padre y Osiris se convirtió en el Rey de los Muertos en los campos fértiles de Aaru (una zona situada al Este, donde se eleva el sol, llena de campos de juncos, exactamente en la zona de la separación de las aguas).

Así que tenemos a Horus que, nació por mediación divina, de su madre virgen. Horus representaba para su pueblo según las pruebas arqueológicas, al Sol. Era el salvador de la raza, el dador de vida. Si existe una constelación importante para los egipcios (y para todas las civilizaciones antiguas) es la constelación de Orión, (de la cuál hablaré en episodios futuros). En esta constelación se encuentra la estrella más brillante de nuestro cielo, Sirio, y los Tres Reyes (del cinturón de Orión). Cada 25 de diciembre, los Tres Reyes se alinean con Sirio, apuntando al nacimiento del Sol. A partir de ese momento, los días empiezan a ser más largos para el hemisferio norte. Es decir, a partir del 25 de diciembre, la luz gana a la oscuridad, el bien se impone al mal.

Así que, Horus nació el 25 de diciembre, de una madre virgen, por obra divina, y anunciado por tres reyes, que fueron guiados por la estrella más luminosa del cielo. ¿Os recuerda algo esta sucesión de acontecimientos?. Si estas supuestas coincidencias, resultan impactantes, ¿cómo puede ser que existan muchas deidades con paralelismos tan evidentes?.

Atis, era un semidios de la localidad de Frigia, en la península de Anatolia (Turquía). Heródoto describía a Atis como «el dios sol» y como una deidad de vida, muerte y resurrección. La mitología cuenta que la deidad Agdistis poseía atributos masculinos y femeninos. Los dioses del Olimpo, le cortaron su órgano masculino, y lo arrojaron, creciendo en el lugar donde cayó un almendro. Cuando sus frutos maduraron, la diosa Nana, cogió un fruto y lo puso en su regazo. El fruto desapareció y quedó encinta. De ese embarazo nació Atis.

Algunas fuentes datan el nacimiento de Atis a finales de diciembre, y su festividad se celebra en el equinoccio de primavera (25 de marzo), donde se reproducen actos concretos de su vida, como la emasculación (término que engloba la ablación masculina, tanto del pene como de los genitales), su muerte y resurrección. Hoy en día, se denomina «frígido/a» a aquellas personas incapaces de sentir placer o deseo sexual. Esta palabra proviene de Atis de Frigia (frigio – frígido). Atis era el amante de la diosa Cibeles. Pero Cibeles, era la deidad Agdistis transformado. Cuando Atis se enteró, se automutiló, cortándose los genitales y el pene, muriendo después. Agdistis, arrepentido, le resucitó. Así que tenemos otra deidad nacida el 25 de diciembre, de una madre virgen y resucitado tras su muerte.

Mithra de Persia es hijo de la diosa Aditi (diosa primigenia creadora). Mithra era un dios solar nacido en una oscura cueva, y encontrado por unos pastores que le adoraron. Mitra llegó a convertirse en un lazo entre Dios y su pueblo (las personas terrenales). Era un representante de Ahura Mazda (el Creador no Creado, la deidad suprema del zoroastrismo, religión basada en las enseñanzas del profeta Zaratustra) en la tierra. Mitra tenía un hermano gemelo llamado Varuna. En contraposición a Mitra, Varuna era despiadado, y se le asigna la creación de las tormentas, rayos, bajos mundos, profundidades, y es llamado el «dios de los muertos». La representación de Mitra, es siempre junto a un toro. El «transitus», era el viaje que Mitra hizo con el toro a cuestas, sobre sus hombros (imagen que recuerda a la Pasión de Cristo). Tras la muerte, Mitra ascendió a los cielos. Esta serie de sucesos mitológicos empieza a resultar familiar.

Existen muchas deidades con paralelismos parecidos. Zoar de los Bonzes, Quetzalcoatl de México, Jao de Nepal, Crite de Caldea, Indra del Tíbet, Mikado de los sintoístas, Deva Tat de Tailandia, Baal de Fenicia, Odín dios nórdico, etc. Si existen decenas de historias y relatos que narran acontecimientos tan parecidos, la pregunta es, ¿por qué nacen de una virgen?, ¿por qué el 25 de diciembre?, ¿por qué su resurrección?.

¿Qué tenían en común estas civilizaciones, separadas por miles de kilómetros, separadas en el tiempo, en épocas diferentes?. ¿Por qué crearon mitos tan parecidos y deidades semejantes?. La respuesta está en el cielo, en las estrellas, en la astronomía, que analizaré en la segunda parte.